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Volviéndome humano

Normalmente no me gusta tomar puntos difíciles para hablar de ellos ante una gran audiencia, pero como está tan de moda hablar de la política en México, y no solo en México, si no en todo el mundo. Religión y política son dos temas muy fuertes, que pueden causar mucha controversia en un país como lo es México, habiendo varios candidatos a la presidencia y muchos puntos de vista sobre ellos y su partido político.

Pero hoy no es hablar de política a lo que vengo, mas bien es, a compartirles una historia que me ha vuelto a sensibilizar. A todos nos ha pasado, ya sea como internos, pasantes del servicio social, o incluso estudiantes de las ciencias de la salud; presenciar una muerte. Y es que hay de muertes a muertes podemos decir, en lo personal, cuando llegue al hospital donde hago mi internado, y es algo que aprendí cuando estuve en la escuela de paramedicos de la Cruz Roja, «No relacionarte emocionalmente con tu paciente», y no me refiere a verlo con una de forma fría y arrogante, si no, al no cargar en tus hombros una vida que no pudiste salvar.

En varias ocasiones me ha tocado llegar corriendo a atender un paciente que cae en paro, a atender un bebe que ha nacido deprimido, o el paciente que llega pendiendo de un hilo al servicio de urgencias. Me ha tocado ver madres y padres, esposos y esposas, familias enteras sufrir por su perdida; y aunque unos te impresionen mas que otros, siempre hay un pacientito con el que sin querer te enganchas.

Les voy a platicar la historia de, dejemoslo en «Don cama 18», Don cama 18 es un señor de 64 años, que no es diabetico o hipertenso, es un señor trabajador, que se levanta antes del amanecer estar esclavizado todo el día en su trabajo, hasta el atardecer, para llegar a su casa mientras haya luz.

Don cama 18, con cataratas en su ojo izquierdo, y la poca visión borrosa que le queda en el otro le alcanza para reconocerme como el doctor que le hace sus curaciones. Don cama 18 es paciente sel servicio de traumatología y ortopedia, llegó por una herida en tejidos blandos, en la cada anterior de la articulación del codo. A pesar de su complexión delgada y claramente desnutrida, es un hombre basta fuerte.

Que le pasó?

Le pregunté, a lo que el me cuenta, casi con sus propias palabras:

Yo trabajo en el basurero, recogiendo botellas de plastico, de vidrio, carton y otras cosas, pa sacar pa comer. Ahora estaba con otros dos, parado en medio de ellos, y nos pasaron, no aventaron una bolsa negra, pero no nos dimos cuenta de lo que tría adentro.

Era un baño roto, todos nos dimos cuenta que era un baño hasta que lo echaron, y nos dijeron cuidado, pero que suerte la mía que solo a mí me calló. y la chorreadera de sangre.

Conforme pasaba el tiempo seguí viendo a Don cama 18, veía como su herida infectada avanzaba, y a pesar que el seguro popular «le da sus medicinas», no alcanza para todos. Se logró,y gracias a trabajo social, que se le tomara una muestra para cultivo, y mientras esperabamos, la infección avanzaba, y Don cama 18 temía por su brazo, por su mano, por su «trabajo» y por no saber que iba a hacer si algo le pasaba si no podía regresar a trabajar.

Precisamente anoche, fui a hacerle su curación, y medio gusto ver que la infección no seguía avanzando y que tenía mejor pinta que en días pasados, fue entonces cuando me platicó como estaba, cuando se lo pregunté.

Pues fijese que mi hijo, el que luego está aquí, noha podido venir, por que ya se nos acabo el dinero, lo poco que teniamos alzado a se nos acabo en medicinas, en pasajes para venir desde Tierra blanca. Hace poco fue mni chamaco a empeñar los papeles del terrenito de la casa, que está en la colonia X, ahí tiene su humilde casa cuando guste, dos mil pesos le dieron no mas, y ya se acabaron en medicinas, y hoy no pudo venir por que no tenia con qué.

Fue entonces cuando se le quiebra la voz y suelta dos lagrimas y me dice:

Acabo de perder a mi esposa hace cuatro meses, que bueno que no está sufriendo conmigo por esto ahorita. Ya no se que hacer, a veces siento que no puedo mas y me quiero morir…. me quiero morir, ya para terminar con esto (para llevarse la otra mano al pecho y tocarse el corazón),  por que ya no puedo.

Yo que sostenía con una mano su brazo y con otra una torunda que solte, estreché su mano, tratado de mostrar apoyo por su situación mientras lo escuchaba con la voz rota, y las lagrimas brotando de sus ojos.

Cuando no encontramos la salida, cuando sentimos que no podemos más, cuando sentimos que se olvidaron de nosotros, cuando siento que no encuentro la salida o de donde sostenerme para no caer, prefiero pensar que es una prueba, que me hace mas fuerte.

Me despido de el al terminar de curar su herida, por fortuna era la ultima de la noche, me dirijo al cuarto de internos y sin querer también solté un par de lagrimas, no pude evitar sentir un nudo en la garganta. No me importaría terminar en un clínica rural y ayudar a toda esta gente olvidada después de las campañas políticas, no me importaría orientar a las chicas condenadas a sus hogares, por que nadie les habló de planificación familiar, me encantaría ayudar a la pareja de jóvenes a planear su familia para que puedan dedicarse a su pareja, su vida de casados, sus proyectos y ambiciones, y cuando estén mejores las cosas «encargar familia».

Me da tanto coraje ver y pensar cuanto se gastaron cuando vino el secretario de salud a disque inaugurar, por cuarta o quinta vez,  el CAPA (Centro de Apoyo Para las Adicciones). Cuantos miles o millones de pesos tirados en campañas políticas, cuantos millones de pesos por que el manda mas de la iglesia vino a este país, y no es que critique al manda más, critico al gobierno que prefiere gastar en ello y no en el Hospital donde estoy, que se cae a pedazos, que prefiere gastar en circo y no en medicinas, y electrocardiograma o un tococardiografo; si, así es, en el hospital donde estoy no tenemos electrocardiograma, o un toco cardiografo, pero esa es otra historia que luego les contaré.

Es un poco largo, pero necesitaba quitármelo de los hombros y sacarlo del pecho.

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